Esa sensación que nos estremece y pone todos nuestros
sentidos alerta. Vinculado a nuestro subconsciente desde el mismo momento en
que surgió la conciencia como mecanismo de defensa. Esa angustia o aprensión
que siente el ser humano cada vez que se siente amenazado por un peligro o por
otra persona. El miedo puede llegar a anular nuestra facultad de decisión y
raciocinio llevándonos a comportamientos de los que nunca nos creeríamos
capaces. Intolerancia, egoísmo, violencia, racismo, insolidaridad… Son algunos de los comportamientos
que intentamos desterrar de nuestro ideario particular de puertas hacia dentro,
pero que desafortunadamente, en la sociedad actual se siguen dando. El miedo también
es una efectiva arma política y de marketing. Al final de la entrada os dejaré
un fragmento del documental Bowling for
Columbine (de obligada visión) donde nada más y nada menos el cantante
Marilyn Manson lo explica perfectamente.
En Amanece sobre Londres también se aborda este tema entre
otros. La motivación que me ha llevado a escribir hoy sobre el miedo, es la
similitud de uno de los pasajes del libro con un tema tan candente y preocupante estos días como es el Ébola.
En un momento determinado se explica el estado de alarma que se generó
con la gripe A, cuando la gripe común se cobra un mayor número de víctimas al
año. Resultado, miles de vacunas a la basura. Seguro que la farmacéutica
encargada de producirlas todavía se está frotando las manos. Un ejemplo de cómo
con el miedo, se pueden incrementar las ventas.
¿Es lo que está ocurriendo en España los últimos días una
maniobra política? Nada como provocar un estado de alarma en la sociedad para
desviar el foco de atención de otros temas más acuciantes de nuestro país, más
cuando parece que el desconocimiento sobre su contagio es amplio. Esta sería su
vertiente más política y desde luego desconozco si habrá sido esa la intención.
Pero lo que resulta curioso es cómo un virus tan mortífero como el Ébola, sigue
campando a sus anchas y los países más avanzados no han intentado hacer nada
para confinarlo en una sala de aislamiento de algún laboratorio, como puede ser
el virus de la Viruela en su día.
De una manera u otra nunca olvidaré cuando mi profesor de
biología nos explicó sus efectos en el
instituto. Una sensación de angustia invadió todo mi ser, mi cuerpo se
estremeció y un sentimiento primario comenzó a surgir desde lo más profundo de
mi ser… El miedo.
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