Un blog para presentaros mi primera novela y compartir mis opiniones, experiencias e inquietudes con vosotros. Amanece sobre Londres relata dos historias paralelas en el tiempo, una en el siglo IV y otra en la actualidad contra un mismo enemigo: Luzbel. El destino de sus personajes se decidirá antes de la salida del sol, tras una frenética carrera a través de las calles de la capital británica.

 

domingo, 24 de agosto de 2014

El miedo.

Esa sensación que nos estremece y pone todos nuestros sentidos alerta. Vinculado a nuestro subconsciente desde el mismo momento en que surgió la conciencia como mecanismo de defensa. Esa angustia o aprensión que siente el ser humano cada vez que se siente amenazado por un peligro o por otra persona. El miedo puede llegar a anular nuestra facultad de decisión y raciocinio llevándonos a comportamientos de los que nunca nos creeríamos capaces. Intolerancia, egoísmo, violencia, racismo, insolidaridad… Son algunos de los comportamientos que intentamos desterrar de nuestro ideario particular de puertas hacia dentro, pero que desafortunadamente, en la sociedad actual se siguen dando. El miedo también es una efectiva arma política y de marketing. Al final de la entrada os dejaré un fragmento del documental Bowling for Columbine (de obligada visión) donde nada más y nada menos el cantante Marilyn Manson lo explica perfectamente.
En Amanece sobre Londres también se aborda este tema entre otros. La motivación que me ha llevado a escribir hoy sobre el miedo, es la similitud de uno de los pasajes del libro con un tema tan candente y preocupante estos días como es el Ébola.  En un momento determinado se explica el estado de alarma que se generó con la gripe A, cuando la gripe común se cobra un mayor número de víctimas al año. Resultado, miles de vacunas a la basura. Seguro que la farmacéutica encargada de producirlas todavía se está frotando las manos. Un ejemplo de cómo con el miedo, se pueden incrementar las ventas.
¿Es lo que está ocurriendo en España los últimos días una maniobra política? Nada como provocar un estado de alarma en la sociedad para desviar el foco de atención de otros temas más acuciantes de nuestro país, más cuando parece que el desconocimiento sobre su contagio es amplio. Esta sería su vertiente más política y desde luego desconozco si habrá sido esa la intención. Pero lo que resulta curioso es cómo un virus tan mortífero como el Ébola, sigue campando a sus anchas y los países más avanzados no han intentado hacer nada para confinarlo en una sala de aislamiento de algún laboratorio, como puede ser el virus de la Viruela en su día.

De una manera u otra nunca olvidaré cuando mi profesor de biología nos explicó  sus efectos en el instituto. Una sensación de angustia invadió todo mi ser, mi cuerpo se estremeció y un sentimiento primario comenzó a surgir desde lo más profundo de mi ser… El miedo.



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